Querido
Maestro no pude hacer la tarea porque recibí una visita de mi abuela, a la que
no veo hace seis años, dado que se fue a recorrer el mundo en micro.
Aún
las razones que dé puede no considerarlas suficientes, pero considero correcto
justificarme apropiadamente: a que mis razones, no es un evento de todos los
días que mi abuela canadiense te visite en este lugar del mundo, y aun en el
transcurso del año más normal solo podía verla en mis cumpleaños, si todo está
con viento a favor.
Fui
totalmente irresponsable, ya que ni siquiera es mi abuela favorita y pude haber
realizado los deberes, al fin y al cabo es mi verdadera obligación, pero no
obstante las abuelas son como la alegría, hay que atraparlas al vuelo y sin
demoras antes de que vuelen para otro lado.
Desde
mi punto de vista es de mayor importancia recibir a una abuela como se merece
que realizar un informe de 3500 caracteres sobre los distintos tipos de
escritura a lo largo del tiempo, cosa que puede afectar mi nota con gravedad.
Si bien tengo promedio bajo, es evidente que tareas hay muchas y abuelas pocas.
Esta
vez mi abuela trajo consigo a Felicia, su gata. Considerando que soy un
gatomaníaco y la gata de mi abuela me tiene un afecto muy especial, se me hace
difícil levantarme de la silla con los 22 kg encima (es lo que pesa la mascota.
Lo sé, es gorda).
Es
fácil decir que la pude haber apartado y buscar la computadora para hacer la
tarea, pero ¡oh! Ni en la peor de mis desgracias me atrevería apartar un gato, si no saben lo que hace.
Deja, marcas rojas que chorrean sangre desde sus brazos, piernas… créame que no
lo haría.
Pude
haber dado otras excusas peores como que cayó un rayo sobre los ganchos
metálicos de la carpeta y pude haber sufrido un shock eléctrico potente o que
una bola de demolición rompió el edificio de enfrente y sus escombros
atravesaron las hojas de la tarea.
Pero
siendo sincero, esto fue lo que pasó. En fin, me despido porque llegó mi café
con leche hecho por las manos de mi abuela.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario